Dr. Adrian Rogers, 1931

Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona deberá haber trabajado para ello, pero sin recibirlo..
El gobierno no puede entregar nada a alguien, si antes no se lo ha quitado a alguna otra persona.
Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando esta otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, eso... mi querido amigo...
...es el fin de cualquier nación. “No se puede multiplicar la riqueza dividiéndola”.

lunes, 24 de mayo de 2010

InterAmerican Institute for Democracy presentaron la conferencia del Dr. Vicente Massot.

Conferencia
“La Argentina que viene: El post kirchnerismo”
por el Dr. Vicente Massot

Vicente Gonzalo Massot es Abogado, Licenciado en Ciencia Política egresado de la Universidad del Salvador, habiendo obtenido el doctorado en la Universidad Católica Argentina. Analista político. Profesor titular de historia contemporánea en la Universidad Católica y de la materia “El arte de hacer política” en la maestría de Ciencia del Estado en la Universidad del C.E.M.A, Director Ejecutivo del diario “La Nueva Provincia”.  

Es un importante intelectual y escritor argentino. Ha publicado varios libros sobre filosofía, la historia y realidad de la Argentina, tales como: “Max Weber y su sombra”, “Una tesis sobre Maquiavelo y otros ensayos”, “Matar y Morir”.  Es un conocido defensor del estado de derecho y la democracia.

El Dr. Guillermo Lousteau Heguy y Helen Aguirre Ferré, presidente y directora, respectivamente del InterAmerican Institute for Democracy presentaron la conferencia "La Argentina que viene: El post kirchnerismo" del Dr. Vicente Massot.
El Dr. Massot comenzó su exposición asi:

Hay muchas formas de abordar el tema que nos ha convocado el curso de esta mañana, porque reseñar lo que significa el “post kirchnerismo”, de alguna manera supone dos cosas: por un lado explicar, aunque sea a vuelo de pájaro, cuál es la naturaleza del fenómeno kirchnerista y al mismo tiempo tratar de anticipar lo que puede llegar a suceder en mi país a partir del 2011.

Con una audiencia tan calificada como la presente, pero al mismo tiempo que no está en autos, al menos no toda, de los detalles de la política Argentina, he creído que la manera más pertinente de iniciar la charla es pasar revista brevemente a lo que yo llamaría la estructura de la Argentina Política, para desde lo general, incursionar en lo particular. Hacer mención a qué significa el fenómeno kirchnerista y luego un breve pronóstico en punto al futuro.

Para mí hay cuatro elementos o cuatro características o si ustedes prefieren, cuatro fenómenos que esencializan a la Argentina desde hace muchos años, que no son, por supuesto, un invento del señor Néstor Kirchner, que se arrastran al menos desde hacen cinco o seis décadas y que condicionan la vida política Argentina.


Primero: La Argentina carece de instituciones, lo que tiene son “hombres providenciales”, déjenme que enumere estos cuatro factores y después hago una breve referencia a cada uno de ellos, porque este es el telón de fondo sobre el cual después hay que ver cómo se mueven los distintos personajes.

Esto que yo llamo “La Estructura” ha sido común al gobierno militar, a los gobiernos peronistas, a los gobiernos radicales, vale para Menem, para Duhalde, para Kirchner, para el que sea. No tiene Instituciones, tiene hombres providenciales.

Segundo: Es una sociedad civil proverbialmente mansa, la mansedumbre, digo yo, que es la primera ley sociológica de la República Argentina.

Tercero: Siendo así y como derivación natural de lo que acabo de decir, la Argentina tiene una democracia que es delegativa y carece de una república sólida.

Cuarto: Ninguna fuerza, movimiento o partido en la Argentina, está en condiciones de ganar una elección presidencial, pero lo mismo valdría para las legislativas solo que son menos importantes y en todo caso en el 2011 hay una elección presidencial, más allá de lo legislativo. Ninguna fuerza, decía, está en condiciones de ganar una elección, sola, se necesitan formar o forjar coaliciones electorales que después se traduzcan en coaliciones gubernamentales.

Diría que hay un quinto elemento que también debe ser puesto sobre el tapete y que no es otro más que la incidencia que tiene el peronismo, al extremo que yo diría que, si uno tratase de historiar lo que sucedió en Argentina los últimos setenta años, podría prescindir, estoy haciendo reduccionismo por supuesto, exagerando y poniéndole un énfasis al tema, que si uno lo toma estrictamente, es falso, pero que arrastra una buena parte de verdad.

Uno podría dejar de lado a cualquier otra fuerza política y seguiría entendiendo a la Argentina, en la medida en que hiciese entrar en ese análisis al peronismo. Quiere decir que el peronismo es casi excluyente desde este punto de vista. Yo no vengo acá a hacer ideología ni a transmitir lo que yo pienso sino tratar de hacer un análisis lo más objetivo posible, pero no se puede gobernar la Argentina todavía sin el concurso del peronismo.

Hecha la enumeración déjenme decirles dos palabras de cada uno de estos fenómenos so pena de que el análisis esté falto de unas aclaraciones que me parecen que son imprescindibles.

¿Por qué digo que no tenemos Instituciones y tenemos hombres providenciales? La voz "instituciones" en el mundo latino, pero se me ocurre que también en el mundo anglosajón, pero sobre todo en el nuestro, adolece de cierta equivocidad, significa más de una cosa y no está mal que sea así. Buena parte de los términos que uno usa en política y en general en las ciencias sociales son equívocos.

Nosotros solemos privilegiar en la voz instituciones lo que yo llamaría el perfil de igualarlo a corporaciones, entonces las instituciones son: la Cooperativa Obrera, la Iglesia Católica, el Senado de la Nación, un club de fútbol, etc.

En el mundo anglosajón las instituciones tienen mucho más que ver con el “rule of law”, hecha esa aclaración lo que no tenemos en la Argentina es esta última clase de instituciones, porque las instituciones se declaman pero nadie cree demasiado en ellas. Hablo desde ponerse el cinturón de seguridad y obedecer al semáforo hasta tener una moneda sólida. De lo menos importante a lo más importante.

Cuando un país carece de instituciones sólidas, cuando las declama pero en realidad nadie cree demasiado en ellas, el vacío que eso genera tiene que ser cubierto por aquello que la naturaleza tiene horror, al vacío, la naturaleza política tiene doblemente horror al vacío. Y en la Argentina en los últimos setenta años lo que ha cubierto ese vacío son hombres providenciales.

De la Argentina uno podría escribir una vez más su historia de los últimos setenta años con arreglo a cuatro o cinco grandes biografías porque son los hombres de los cuales nos hemos enamorado políticamente y después desenamorado políticamente, a los que les hemos dado un espaldarazo fáctico fenomenal y después los hemos dejado en la indigencia política, quizás porque se lo merecían, cuando yo hablo de hombres providenciales no digo que sean buenos, pero el hombre providencial en la Argentina decide cualquier cosa y lo primero que han decidido en los últimos cincuenta años esos hombres providenciales es cambiar la Corte Suprema de Justicia, vean la calidad institucional de mi país.

Dos: La mansedumbre de una sociedad, un solo ejemplo. En el 2001 la Argentina sufrió una conmoción fenomenal, en donde la genta a la que le habían dicho tres meses antes que eran intangibles los depósitos, el famoso “uno a uno”, convertibilidad de Menem y de Cavallo, los mismos que les dijeron que eran intangibles después obraron una serie de medidas que se la terminaron robando. No digo quien se lo robó pero la gente se quedó sin los ahorros de toda una vida.

¿Qué pasó en la Argentina con el corralito y el corralón? Así les decíamos a esas experiencias, uno no podía sacar plata, la plata de uno estaba vedada sacarla. Como decía un español: “Hombre, por eso hacemos una guerra civil en España”. En la Argentina le pegaron a cuatro o cinco políticos, rompieron cincuenta vidrieras, quemaron unas cuantas gomas en la calle, no pasó nada más. Es una sociedad muy mansa y como es muy mansa la democracia que tenemos es una democracia delegativa. Los ciudadanos entre comillas, vamos, ponemos el voto y nos desentendemos de lo que sucede y le dejamos al hombre providencial que decida los asuntos públicos por los próximos cuatro años.

Dicho esto, no creo que requieran demasiadas precisiones las últimas dos características, por las razones que fuesen sería largo de apuntar pero de todas maneras tómenlo como un dato. Ni el peronismo, ni el radicalismo, ni ninguna otra fuerza están en condiciones de ganar una elección, sola.

Menem ganó forjando una coalición social y política muy curiosa que contradecía toda la historia del peronismo. Kirchner, vamos a hablar ahora, hizo otro tanto en una coalición, estrictamente quizás para un politólogo como yo el término no sea coalición pero por una cuestión de economía de términos déjenme que utilice la palabra porque nos entendemos, es fácil calibrar qué es una coalición. Kirchner forma una coalición aún más novedosa que la de Menem y le dura seis años.

El último dato es el peronismo, setenta años de historia, lo que demuestran, una vez más, sería imposible reseñarlo acá, es que uno puede gobernar casi con cualquier fuerza, no puede tener un peronismo en la oposición dispuesto a quitarle su esfuerzo al gobierno de turno porque eso termina mal.

Lo estructural: ¿Qué significó el kirchnerismo? Para poder hablar después del post kirchnerismo.

Básicamente el kirchnerismo, a mi juicio, se explica por tres razones:

Primero: Es un heredero que rechaza su herencia. El kirchnerismo sin las reformas estructurales de los años noventa gestadas durante el gobierno de Menem, no hubiese podido hacer lo que hizo y no hubiese podido aprovechar el bum económico que tuvo la Argentina en la forma en que lo utilizó.

No hubiésemos tenido ni caminos, ni redes de gas, ni telefonía, ni comunicación. Esa, bien, mal o regular, a caballo de unas privatizaciones muy polémicas pero que en definitiva se hicieron, la estructura de la Argentina obsoleta absolutamente hasta los noventa, cambia su perfil. Kirchner hereda eso y digo que recusa esa herencia porque vive satanizándolo a Menem y habla de la década del noventa como la segunda década infame.

El populismo argentino ha hecho escuela en eso de llamar primera década infame a la década que va entre 1930 y 1942, década sobre la cual hace su famoso vaticinio Colin Clark, tan infame no sería, diciendo en el año 42 “Este país, si sigue creciendo de esta manera, en veinte años más va a ser el segundo en producto bruto per cápita detrás de los Estados Unidos”.

Pero, en esa contra historia que hace el populismo argentino, llama a eso “década infame”. Y la segunda década infame, como cliché, se puso de moda denominarla a la del noventa.

Entonces, primer dato que explica el kirchnerismo. La herencia que él rechaza en términos de su discurso, por supuesto la aprovecha en términos de la política.

Segundo: Un ciclo virtuoso, como pocas veces se ha visto de la economía mundial, quizás el más importante de los últimos 50 años. El que se da en 2003, 2004, 2005, 2006, 2007 ó 2008 hasta la crisis de 2009. Sobre todo en términos del bum de los precios de los commodities de origen primario, que es el Sancta Sanctorum de la economía Argentina.

La Argentina que es un país insignificante, en términos del comercio mundial, es una cosa si los commodities de origen agropecuario valen 600 dólares la tonelada u 80, es así de sencillo. Uno podría revivirlo a Churchill, a Bismarck y a Richelieu, ponerlos en un gabinete argentino y le dicen: “Cuánto vale la soja, 80 dólares la tonelada”, fracasan.

Ahora lo pueden poner a Juan Pérez con 600, y salvo que sea muy burro, la cosa va a cambiar porque nos van a salir los dólares por las orejas. Que después la distribución se haga de una u otra manera, que se pueda aprovechar o no ese bum, es otra cosa. Pero el viento de cola que tiene un gobierno con la tonelada de soja a 600, cambia la ecuación política de un país.

Kirchner es tributario de este fenomenal viento de cola que sucede en el mundo y sobre todo a los países como la Argentina entre el 2003 y el 2007, 2008, hasta lo que se llama “la crisis del campo”, termina peleándose, en esa paranoia que tiene Kirchner con el campo, con la gallina de los huevos de oro de la economía Argentina.

Tercero: Para no quitarle mérito, es una forma inédita de ejercer el poder en democracia, porque la Argentina es una democracia como tantos otros países. Para mí la democracia no significa un “Bill de indemnidad”, no es un sistema que asegure el “rule of law” por sí sola. Si la democracia no va a acompañada de una sólida estructura institucional republicana, como decía hace muchísimos años un famoso profesor de la Universidad de Jerusalén, Jacob Talmon, puede ser una democracia de carácter totalitario, título de su célebre libro “La democracia totalitaria”, si el origen es Rousseau, es entrar y salir en disputas que en este caso no tienen demasiado sentido.

Pero Kirchner obra políticamente de una manera que en la Argentina, la verdad, desde hace muchos años no tenía antecedentes. Es una forma perversa y al mismo tiempo inflexible de utilizar el poder. En un país que no tiene instituciones sólidas y que tiene hombres providenciales, con el viento de cola al cual hacíamos referencia y la estructura de los años 90, este hombre que ejerce el poder de manera… no pregunta dos veces, entiende la política como una confrontación pura, como una suerte de dialéctica eterna, perpetua, inevitable de amigo-enemigo, tiene todas las razones para ganar.

¿Qué hizo Kirchner? Kirchner gana porque Menem no se presenta a segunda vuelta y lo que consigue formar, producto de que tiene posibilidades de repartir a todos, lo que esos todos, divididos en grupos, le demanden, forma una coalición aun más curiosa que la de Menem.

La de Menem había sido contrariando, insisto, la historia del peronismo, digamos, las clases más bajas en términos sociales y económicos de la república Argentina, la costito en sí natural del peronismo desde 1945 con una alianza imposible de imaginar hasta la asunción de Menem, que son las clases media alta y altas de la Argentina, con partes de la clase media, pero la clase alta había recusado al peronismo y el peronismo recusado a lo que llamaba la oligarquía durante décadas.

Menem cambia esa ecuación y quizás en buena medida en razón de esto es por lo cual la dicotomía que tanto mal le hizo a mi país durante 50 años, la termina Menem, que yo creo que es uno de los grandes méritos que tiene, acaba la lucha peronismo-anti peronismo, esa es una dialéctica de opuestos que no existe más de manera importante en la Argentina política de hoy.

Kirchner le da una vuelta de tuerca más a esto, no lo hace de la misma manera que Menem pero fácticamente logra el mismo resultado y hasta resultados mayores. Junta a la gente de campo con el proletariado industrial, para llamarlo de alguna manera, los ideólogos progresistas de la izquierda Argentina con los empresarios de la Unión Industrial o de AEA que son las cámaras empresarias más importantes de la Argentina. Las clases medias urbanas con parte de los barrios o de las clases más ricas. ¿Por qué?

Básicamente porque producto del fenomenal efecto que tiene sobre la economía ese viento de cola es capaz de a todos conformar por igual, desde el punto de vista económico y también desde el punto de vista, por ejemplo de reiniciar los juicios en contra de los militares y ganarse con eso el apoyo de buena parte de la izquierda y del progresismo argentino y forja una matriz, a mi juicio suicida, pero que en todo caso desaprovecha la fenomenal coyuntura que recibe, una matriz en donde el ingreso de lo que se podría llamar la renta agraria, en parte lo confisca con retenciones altísimas y redistribuye a tontas y a locas, básicamente a través de un sistema de subsidios cruzados en donde derrumba precios relativos, en la Argentina está todo subsidiado, todo, con una particular coincidencia a mi me subsidia la electricidad, yo no soy un hombre pobre, no me estoy ufanando pero obviamente no podría decir que soy un hombre pobre, no vengo de una familia pobre precisamente, a mi me financia la electricidad, el gas, la telefonía mucho más que a quien vive en una villa miseria.

Pero el de la villa miseria lo arregla con un proselitismo básicamente hecho sobre la base de prebendas, todo esto se puede hacer básicamente porque hay plata. Entonces, al campo le retenía impuestos o retenciones pero en el bum del campo, prácticamente en general, toda la gente de campo votó a Cristina Fernández en 2007, en el 2008 se mataron en una guerra que finalmente el kirchnerismo perdió.

Pero lo que quiero decir es que entre el 2003 y el 2008 a Kirchner lo votaba la derecha, parte de la izquierda, parte de las clases medias urbanas. Era “el sueño del pibe” del peronismo, le había agregado las clases medias, en general muy reacias a aceptar el fenómeno peronista en términos históricos a esa coalición.

Y literalmente, como hombre providencial, hizo lo que le vino en gana, desde cambiar la Corte Suprema de Justicia, que es lo primero que hacen los presidentes en la Argentina hasta reiniciar los juicios en contra de los militares pasando por esta matriz económica o la consolidación de una matriz económica que uno ve que a la larga cuando falte la plata deja una bomba de tiempo pero mientras tanto ceba la bomba.


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